sábado, 17 de noviembre de 2012

Trabajos ALL ABOUT APPLES

 
 Les presentamos la leyenda que hemos elegido por parte de España (Galicia) para  ALL ABOUT APPLES. Cada país elige una leyenda típica y los demás participantes en el Proyecto hacen trabajos sobre ella: comics, obras de teatro, marionetas, dibujos...
 La verdad es que nos costó muchísimo encontrar alguna relacionada con las manzanas! Los alumnos/as Comenius de 4º de ESO se encargaron de ello  con el apoyo y ayuda  de su profesores.

Pueden leerla en español e inglés, se irán recogiendo en la página web del proyecto:

www.comenius-apples.com


A SAN ANDRÉS DE TEIXIDO VA DE MUERTO EL QUE NO FUE DE VIVO

Esta es una conocida leyenda gallega, que aunque no tiene como tema central las manzanas, esta fruta aporta la anécdota que da pie a esta tradición tan popular en esta tierra.
Todos los gallegos conocen este refrán y saben que no cumplir con el peregrinaje a San Andrés de Teixido en vida, y tener que hacerlo después de muerto, complica las cosas extraordinariamente. Aunque, como veremos, hay un único remedio que nos puede librar de que se cumpla la predicción.

El santuario de San Andrés de Teixido está junto al mar, rodeado de acantilados que descienden desde la sierra de la Capelada hasta el océano Atlántico, en el municipio de Cedeira (A Coruña), en la costa norte de las Rías Altas. Hasta allí acuden gentes de todas partes, y todos los que temerosos del destino creen que a San Andrés de Teixido tendremos que ir, sí o sí, vivos o muertos.

En la actualidad, el viaje es cómodo, se puede llegar en coche hasta la pequeña aldea que casi todos los días del año recibe a innumerables devotos, o a curiosos que, por si acaso, se acercan a cumplir con el mandato de la tradición. La iglesia es sencilla y está decorada con cientos de amuletos y exvotos, depositados por los devotos que han hecho el viaje en vida, o por los que han visto curada alguna enfermedad propia o de algún ser querido; e incluso por aquellos que han ayudado a que llegue hasta allí el alma de quien no haya podido hacerlo en vida. Veamos cuál es el origen de esta devoción.

Cuando Jesucristo andaba predicando por el mundo, un día, paseando por aquellos montes del norte de Galicia sintió sed y hambre, y sin nada ni nadie que le pudiese socorrer, pidió ayuda al cielo, y Dios le envió una manzana. Sorprendentemente en el interior de la manzana se hallaba San Andrés al que Jesús ordenó que le sustituyese, predicando allí a las pocas gentes que vivían por aquellos parajes.

Cuenta la leyenda que San Andrés obedeció, pero que se aburría muchísimo porque apenas había gente que acudiese a escucharle; su iglesia siempre estaba vacía pues nadie sabía que él también era capaz de hacer milagros y de sanar enfermos. Si no se tratase de un santo varón, podríamos pensar que sentía envidia de otros apóstoles que, como Santiago, tenían más fama que él y recibían más atenciones y fieles.

Un día, Jesús le hizo una visita y le preguntó cómo estaba porque lo veía triste y desanimado. Él le contestó que estaba muy triste porque todo el mundo iba en peregrinación a visitar a su compañero Santiago y nadie acudía a su santuario, a pesar de que ponía tanto entusiasmo como él (no obstante comprendía que su templo aparecía en todas las guías y había buenos caminos para llegar allí).

Jesús comprendió las quejas del pobre San Andrés (surgido de una manzana), y le contestó, que tenía razón, que era injusto, y para remediarlo le aseguró que nadie entraría en el reino de los Cielos si antes no había visitado al menos una vez su santuario. El que no lo hiciera en vida, si quería entrar en su Reino, tendría que hacerlo después de morir.

Por eso, desde entonces, ya sea antes o después de morir, se supone que todos viajamos a San Andrés de Teixido. Los que lo hacen en vida,  pueden ir a pie, en bicicleta, en coche o en moto, e incluso en barco. Para los que se despistaron y tienen que peregrinar después de morir, el viaje se complica. El ánima del muerto puede viajar en coche o en autobús, acomodada en un asiento aparentemente vacío. El familiar o amigo que le acompaña debe haber pagado el billete, y sobre todo tener mucho cuidado de que nadie ocupe ese asiento, pues, aunque parezca una contradicción al referirnos a un ente invisible, pueden causarle mucho daño.
Cuando el ánima del muerto no tiene quien le auxilie, viaja transformada en animal, generalmente con figura de culebra, sapo, lagarto, salamandra… Por eso, todos los que peregrinan a San Andrés de Teixido saben que deben poner mucho cuidado en no pisar ni maltratar a ninguno de estos animales si los encuentran en el camino ¡Matarían el ánima de un pobre peregrino!
Dice la tradición que sólo hay una manera de librarse de peregrinar vivo o muerto a San Andrés de Teixido: poseer la cruz de San Andrés. Esta cruz es un amuleto natural que se forma al reunirse en la misma piedra dos o más minerales, dejando visible la forma de la cruz de este santo o la de la cruz de Santiago. Quien disponga de este amuleto y lo tenga guardado en un bolsillo en el momento de morir, queda liberado de acudir a este santuario.